Pequeño colibrí en mi árbol |
Jamás había tenido una experiencia como la de hoy por la mañana cuando
algo me despertó muy temprano. Todavía no podían verse los primeros
rayos del sol y reinaba un silencio apacible, puro, adormecido.
En días normales, inclusive me despierto más temprano pero para cuando este momento llega, yo ya estoy en el afán del día a día, de manera que ahí estoy, vivo, pero no me doy cuenta del entorno tan hermoso y la maravilla que sucede justo a esa hora, en el momento en que "rompe" el sol.
Que yo recuerde, nunca había escuchado con tanta atención a la naturaleza despertarse. Podía percibir el silencio humano en toda su extensión y un sin fin de sonidos, gorjeos, ramas, hojas, aleteos y "chit-chat" pajaril. ¡Es una verdadera sinfonía!
En el árbol del patio que llega hasta mi ventana del segundo piso, pude observar sobre sus ramas más altas, a las aves que ahí anidan haciendo su calistenia al abrir sus alas y saltar de un lado a otro para después ir por su desayuno.
Es en ese momento en que los colores del cielo se tornan de un roji-azul vibrante, y las pocas nubes dan sombras y formas hermosas y esponjadas y el firmamento desaparece para dar lugar al astro rey, que pude darme cuenta que no hay noche más negra que no tenga un amanecer y que no importa lo que suceda, siempre - siempre llegará la luz, la vida y el color de nuevo. Que aunque parezca todo desolado simplemente es que está dormido, aguardando su tiempo para despertar. Que cada mañana es diferente, nueva y que nada puede ocupar un tiempo que no le toca.
Finalmente comprendí que hay cosas que tienen que esperar su propio amanecer pero cuando suceda ¡será glorioso! Y eso llenó de alegría mi corazón que a veces se abruma con cosas, como las tuyas, como las mías, como las de todos.
Decidí pues, mirar a mi propio amanecer, único, maravilloso y en el cual habrá no sólo una sinfonía auditiva, sino una paleta llena de colores increíbles, luces y todo aquello que esté preparado para este gran momento.
Debo ser paciente con aquello que espero y que pareciera tomarle una eternidad llegar y enfocarme en lo que ahora sucede. Dar prioridad a lo que necesita mi atención sin envolverme en lo negro de la noche de algunas cosas.
No me iré sin mi amanecer, sin mi sol rompiendo la oscuridad y llenando todo mi cielo. Y tú, ¿esperarás con paciencia la llegada de tu nuevo día?
Los quiero. Les envío un abrazo ahí donde estén, lo necesiten o no.
Con cariño: Angie.
En días normales, inclusive me despierto más temprano pero para cuando este momento llega, yo ya estoy en el afán del día a día, de manera que ahí estoy, vivo, pero no me doy cuenta del entorno tan hermoso y la maravilla que sucede justo a esa hora, en el momento en que "rompe" el sol.
Que yo recuerde, nunca había escuchado con tanta atención a la naturaleza despertarse. Podía percibir el silencio humano en toda su extensión y un sin fin de sonidos, gorjeos, ramas, hojas, aleteos y "chit-chat" pajaril. ¡Es una verdadera sinfonía!
En el árbol del patio que llega hasta mi ventana del segundo piso, pude observar sobre sus ramas más altas, a las aves que ahí anidan haciendo su calistenia al abrir sus alas y saltar de un lado a otro para después ir por su desayuno.
Es en ese momento en que los colores del cielo se tornan de un roji-azul vibrante, y las pocas nubes dan sombras y formas hermosas y esponjadas y el firmamento desaparece para dar lugar al astro rey, que pude darme cuenta que no hay noche más negra que no tenga un amanecer y que no importa lo que suceda, siempre - siempre llegará la luz, la vida y el color de nuevo. Que aunque parezca todo desolado simplemente es que está dormido, aguardando su tiempo para despertar. Que cada mañana es diferente, nueva y que nada puede ocupar un tiempo que no le toca.
Finalmente comprendí que hay cosas que tienen que esperar su propio amanecer pero cuando suceda ¡será glorioso! Y eso llenó de alegría mi corazón que a veces se abruma con cosas, como las tuyas, como las mías, como las de todos.
Decidí pues, mirar a mi propio amanecer, único, maravilloso y en el cual habrá no sólo una sinfonía auditiva, sino una paleta llena de colores increíbles, luces y todo aquello que esté preparado para este gran momento.
Debo ser paciente con aquello que espero y que pareciera tomarle una eternidad llegar y enfocarme en lo que ahora sucede. Dar prioridad a lo que necesita mi atención sin envolverme en lo negro de la noche de algunas cosas.
No me iré sin mi amanecer, sin mi sol rompiendo la oscuridad y llenando todo mi cielo. Y tú, ¿esperarás con paciencia la llegada de tu nuevo día?
Los quiero. Les envío un abrazo ahí donde estén, lo necesiten o no.
Con cariño: Angie.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario! Tu opinión es muy importante para mi.